MacGregor Mathers, jefe de la Orden Hermética de la Golden Dawn, y el primer maestro de lo oculto de personajes tan conocidos como Aleister Crowley, el poeta William Butler Yeats o el novelista Arthur Machen, una vez estableció contacto con los «jefes Secretos».
Estas entidades, conocidas por las escuelas ocultistas, se creía que eran los espíritus de los grandes magos del pasado. Magos con la facultad de poder teletransportarse y que comúnmente, en sentido tradicional, llamamos «ángeles».
Mathers indicó que el contacto establecido, aunque agradable, le dejó como si hubiera sido «alcanzado por un rayo», con dolores en el pecho y una gran dificultad para respirar.
Contaba Israel Regardie que, tras un reconocimiento, se apreció que Alan Bennett, quien fue el maestro principal de Crowley durante muchos años, desarrolló asma.
De igual modo, Aleister Crowley desarrolló el mismo asma tiempo después, ya que sus contactos con los «jefes Secretos» se dieron con más frecuencia.
El anteriormente citado, Israel Regardie, quien trabajó de secretario de Aleister Crowley, acabaría de igual modo padeciendo asma tras estudiar junto a su maestro durante años, una patología que solo se mejoró tras tratarse bajo la terapia bioenergética de Wilhelm Reich.