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8/1/23

LOS CAMPOS DE ENERGÍA




Muchos curanderos usan medios negativos para alcanzar un objetivo positivo. Como señaló el doctor Larry Dossey, autor de «Be Careful What You Pray For… You Just Might Get It», la intención negativa está en la base de la mayoría de las curaciones.

Los hombres medicina, para eliminar un agente infeccioso u otro mal de carácter físico requieren de una intención para hacer daño. Se parte de un deseo para «matar algo»: inhibir enzimas bacterianas, alterar la permeabilidad de las membranas de las células, o interferir la célula o la síntesis del ADN, pues para que el paciente pueda mejorar, es evidente, que el agente atacante tiene que morir.

Uno de los primeros experimentos en que se usó la intención negativa fue el realizado por Jean Barry, quien fue presidente del Instituto Metapsíquico Internacional de París entre 1987 a 1998, estudiando las bacterias y los hongos. Por insignificantes que parezcan estos simples organismos, Barry, formado en medicina, comprendió el papel crucial que desempeñaban en el mantenimiento de la salud y en el origen de las enfermedades.

Si se pudiera mostrar que la intención tiene el poder para eliminar a estos diminutos organismos, los humanos podrían ejercer un mayor control sobre su salud.

Para poner esta idea a prueba, decidió comprobar el efecto de la intención negativa sobre un hongo llamado Rhi-octonia solani. La Rhi-octonia, un filamento fibroso que es un pariente distante de la seta común, es el enemigo de unos quinientos tipos de cultivos.

Preparó una serie de placas de Petri para ello, y las emparejó con unas placas de control que contenían el mismo tipo de hongo.

El estudio de Barry fue reproducido con éxito por investigadores de la Universidad de Tennessee, aunque en este también se examinó el efecto de la influencia remota; esta vez, los voluntarios que enviaban la intención se encontraban a veinticuatro kilómetros de distancia de las muestras de hongos.

Una investigación similar fue llevada a cabo por Carrol Nash, directora del departamento de parapsicología de la Universidad St. Joseph, Filadelfia, pero con Escherichia coli, unos microbios que tienen un impacto directo en los seres humanos.

Los estudios iniciales revelaron varios aspectos importantes de la intención. Los pensamientos pueden ser dirigidos con gran precisión, aunque sus efectos sobre los seres vivos pueden variar inmensamente dependiendo de la naturaleza de la intención: positiva o negativa.

Nuestra propia localización al enviar un pensamiento también puede afectar al resultado. El hecho de estar cerca del destinatario cuando enviamos una intención positiva, o de estar lejos cuando enviamos una intención negativa, puede aumentar su efecto.

Un estudio realizado con plantas durante la Primera Conferencia Mundial de Intercambio Académico de Qigong Médico, que tuvo lugar en Pekín en 1988, examinó si el envío de energía podía afectar al crecimiento de una planta Tradescantia bracteata. Se pidió a un maestro de Qigong que dañara uno de los mecanismos de autodestrucción de la planta, lo que haría que ésta viviese más tiempo del normal. El maestro tuvo que dirigir su intención con precisión para dañar sólo un aspecto específico y no afectar al resto.

Los investigadores usaron un método micro nuclear desarrollado en la Universidad Estatal de Western, Illinois, para registrar cualquier efecto sutil en la salud de las muestras durante el experimento y cualquier aumento o disminución en ciertas células después de la replicación.

Durante el desarrollo, el maestro de Qigong demostró una increíble habilidad para enviar instrucciones precisas a determinadas partes de la planta, algunas de las cuales, eran dañinas y otras benignas.

(...)

La idea de que podemos «cargar» un objeto inanimado con nuestros pensamientos está en la base de las artes ocultas de muchas culturas, quienes, infunden intenciones negativas en efigies y muñecos que luego usan para atacar a sus enemigos. Hay una rica tradición en el empleo de las efigies, pero no existen muchos estudios científicos sobre ello.

Dean Radin diseñó una vez un experimento para comprobar la eficacia de los muñecos del vudú como instrumento de la intención positiva. Fabricó una pequeña efigie de una persona, y luego hizo que un grupo de voluntarios, que la conocían, dirigiera sus oraciones hacia la muñeca. Resultó que las oraciones tuvieron un efecto demostrable como un ejemplo de vudú benéfico.


Fuente: Babalon (amazon -2022)