En el año 1954 Gordon Cove publicó un pequeño libro llamado «¿Quién pilota los platillos voladores?».
Si bien el autor no niega la existencia de los platillos volantes, que en aquellos momentos eran artefactos de chapa, tornillos y tuercas, su trabajo abría una curiosa hipótesis sobre sus tripulantes.
Según el autor, Satán, era el promotor de los avistamientos de los platillos volantes, y, para ser efectivo en su complot, se apoyaría en colaboradores de otros planetas:
«Satán es parcialmente impotente a menos que pueda conseguir algunos instrumentos dispuestos a trabajar.
Por lo tanto, si Satán quiere fabricar algunos platillos voladores para facilitar el vuelo de sus malvadas huestes a través del vasto universo, también sería una gran ventaja para él tener a una raza de seres bajo su control que los fabricarían.
¿No podría él inspirar a los venusianos, si es que existen, con astucia y sabiduría sobrenatural para hacer una flota de platillos voladores y también mostrarles cómo pilotar estas máquinas sobrenaturales?»
Incluso, los angelicales «Hermanos del Espacio» de George Adamski, serían, según Cove: «venusianos o marcianos poseídos por demonios para engañar a la humanidad y alejarnos del bien».
La interpretación de los «platillos» como enviados del diablo está muy extendida entre los fundamentalistas cristianos, como puede imaginarse, pero de ninguna manera son los únicos que atribuyen una fuente demoniaca a los ovnis. Muchos ufólogos consideran, o lo hicieron en algún momento, que sus tripulantes eran emisarios del mal pilotando platillos satánicos.
Ilustración: Lilith Von Alexander