Entrando en el segundo milenio, seres macrocéfalos, bautizados como «greys», provenían de la estrella Z2 Reticuli. Su objetivo en la Tierra era, la de crear una raza híbrida cruzando su A.D.N con el nuestro.
Los extraterrestres y otras entidades, se han ido amoldando al sistema social de cada momento, tanto en lo religioso, lo político, lo espiritual o lo tecnológico. En su descripción, vemos desde una imagen de maestros celestiales: bondadosos y pacificadores, hasta otros de porte grotesco que pretenden aniquilar y dominar el mundo. Conformando un aspecto dual del fenómeno.
¿Es el fenómeno extraterrestre una extensión de la religión?
Dentro de las categorías creadas sobre entes extraterrestres se da un proceso muy similar al que rodea a la religión judeo-cristiana.
La descripción física de los extraterrestres «benevolentes», como el Ashtar descrito por Adamsky y George Van Tassel, siendo: altos, con melena rubia y ojos azules, se corresponde directamente con las representaciones de ángeles tradicionales de pinturas o esculturas de iconografía católica. En controversia, años después aparecieron su antítesis de aspecto demoníaco: de tipología enana, con dos grandes ojos rasgados, macrocéfalos y amorfos.
Se da la particularidad, de que estos primeros extraterrestres de imagen celestial, portaban una misión explícita: La de instruirnos y ayudarnos por y para un mundo mejor, mientras que, los enanos macrocéfalos tenían como objetivo el abducir personas con fines clínicos, descuartizar reses de ganado y cualquier aspecto negativo para la humanidad.
A este respecto, Mariano Arias en su obra «Dioses, extraterrestres y máquinas», nos dice en esa misma dirección:
«Los extraterrestres o alienígenas, aparte de ser animales en su mayoría, siempre se mueven en el terreno maniqueo del bien o el mal: los buenos encarnan a los ángeles, la buena nueva venida del cielo, la esperanza de la paz y la fraternidad; un mesianismo simplón cuyo ejemplo puede ser el de «Encuentros en la tercera fase» (Steven Spielberg, 1977).
Los malos son agresivos, voraces devoradores, misteriosos tras su apariencia indestructible, entes que pueden ser microbios, lagartos, sapos viscosos como el Jabba de «El retorno del Jedi», hombres verdes y en la mayoría de los casos invasores venidos de otros mundos (intergalácticos o lunáticos, marcianos o venusianos) para apoderarse de la Tierra.
La creencia en seres de otra dimensión es creencia en númenes, siguiendo la interpretación dada por Gustavo Bueno en «El Animal divino» (1996), del modo como los ángeles o los diablos funcionan en la religión cristiana.
Númenes, pero androides, serían los extraterrestres».
Extracto de Babalon
Foto cabecera: Paradise Lost.