El 5 de marzo de 1951 estando en el Monte Palomar (California), George Adamski se internó en el desierto y desapareció tras una pequeña loma, eran las 13.30 h. Según relató, desde una nave en forma de cigarro salió un artefacto más pequeño y circular aterrizando a unos metros de él. De su interior, salió un ser que dijo llamarse Orthon.
La descripción de lo ocurrido, Adamski, lo relató así:
«Era un hombre de cabellos largos y dorados, vestido con un conjunto oscuro, semejante a un traje de esquiador sin costuras. Llevaba botas cortas que dejaban en el suelo extrañas huellas. Su rostro de rara belleza, casi femenino, reflejaba intenso amor y sabiduría. Sus ojos eran azules y almendrados y los pómulos algo salientes. Debía medir aproximadamente 1,80 metros y pesaría alrededor de 60 kilos.
Nos comunicamos por medio de gestos e inducción mental.
El desconocido trazó varios círculos en el suelo - las órbitas de los planetas-, por lo que creí entender que provenía de Venus al indicarme la órbita correspondiente al segundo planeta y luego señalarse así mismo».
George Adamski, perteneció al Movimiento Teosófico fundado por Helena Blavatsky.
La similitud de los conocimientos ocultos de los rosacruces y de los Maestros Teosóficos no pasó desapercibida para Adamski, quien se sintió parte de los «Maestros de la Teosofía».
Muchas de las enseñanzas referidas por los Hermanos del Espacio eran claramente teosofía, mezcladas con las costumbres sociales de la década de 1950 y trasladadas al cosmos, siendo este un escenario mucho más moderno y atrayente que el Tíbet.
Foto: Orthon y Adamski